27.10.12

Pensamiento constructivo e inteligencia emocional


Dos sistemas de pensamiento

Cada persona tiene su propio modo de pensar para interpretar el mundo que le rodea y tratar de manejarse en él del mejor modo posible. Generalmente, todos buscamos sentirnos bien con nosotros mismos y los demás y lograr las metas y objetivos que nos proponemos en nuestras vidas. Para ello utilizamos dos sistemas de pensamiento: el racional y el experiencial.

El sistema racional funciona siguiendo reglas establecidas, es lento, consciente, analítico, lógico. Es el que utilizamos, por ejemplo, para hacer un cálculo matemático. Para medirlo se utilizan los test de inteligencia tradicional (los que miden el CI).

El sistema experiencial se basa en la experiencia vivida, es automático, preconsciente, rápido, fácil y está relacionado con las emociones y la personalidad. La inteligencia experiencial se basa en aquellos pensamientos que aparecen en nuestra mente de manera automática ante cualquier acontecimiento de nuestra vida, y en modos más generales de ver el mundo, a nosotros mismos y a los demás, aprendidos desde la infancia y a lo largo de nuestras vidas y experiencias y que forman parte de nuestra forma de ser. Por ejemplo: "Pienso que no se puede confiar en nadie" o "Pienso que en el fondo todo el mundo es bueno".

Estos pensamientos pueden ser constructivos o destructivos

Son constructivos cuando nos ayudan a lograr nuestras metas y evitar la perturbación emocional, y son destructivos en el caso contrario. Por ejemplo, si alguien piensa que no controla su vida, que es una marioneta del destino y que éste no le depara nada bueno, hay muchas probabilidades de que frustre sus propias metas y su felicidad y que acabe teniendo algún tipo de perturbación emocional, como depresión. Quien piensa que nada malo puede pasarle y que los problemas al final se arreglan solos sin hacer nada, es muy probable que acabe teniendo dificultades al ver las cosas de un modo tan poco realista.

Pensamiento constructivo

El pensamiento constructivo está relacionado con la inteligencia emocional, que se define como "la capacidad para percibir las emociones, acceder a ellas y generarlas para ayudar al pensamiento, comprenderlas y regularlas de forma reflexiva para que promuevan el crecimiento intelectual y emocional".

Las características de la inteligencia emocional son las siguientes:

1. Capacidad para identificar emociones (saber qué estamos sintiendo y qué sienten los demás) y expresarlas.

2. Utilizar las emociones para razonar y tomar decisiones (por ejemplo, tener en cuenta los sentimientos de los demás antes de hacer algo; ser capaces de renunciar a algo que deseamos por el bien de nuestra familia; elegir entre dos alternativas que, desde un punto de vista exclusivamente racional, son idénticas, basándonos en nuestros gustos, etc.).

3. Capacidad para comprender las emociones: ¿Por qué me siento así? ¿Por qué esa persona se siente así? ¿Qué sentiría yo o los demás en tal situación?

4. Manejar las emociones: estar abiertos a las emociones tanto positivas como negativas, aprender de ellas, moderar las emociones negativas e incrementar las positivas sin reprimirlas ni exagerarlas.

Inteligencia social e inteligencia práctica

Además de ser la base de la inteligencia emocional, el pensamiento constructivo también está relacionado con la inteligencia social, (aquella que nos permite relacionarnos con los demás de un modo efectivo, solucionar problemas interpersonales de manera adecuada y tener relaciones satisfactorias) y con la inteligencia práctica, que nos permite solucionar con eficacia los distintos problemas que surgen en la vida diaria. Por ejemplo, si una persona piensa "no voy a ser capaz de terminar esto a tiempo y me van a despedir del trabajo", es muy probable que sienta una ansiedad que le impida concentrarse en el trabajo y aprovechar el tiempo al máximo.

Por el contrario, si piensa que puede lograrlo, que es mejor no preocuparse pensando en todo lo malo que podría suceder y busca formas efectivas de hacer su tarea en el plazo de tiempo que tiene (dejando de lado aspectos menos importantes, resumiendo, yendo a lo esencial, etc.), tendrá más posibilidades de tener éxito.



1.5.12

La esquizofrenia

La esquizofrenia es un trastorno de tipo psicótico grave que afecta al modo en que una persona piensa, siente y actúa. Alguien con esquizofrenia puede tener dificultades para distinguir entre lo real y lo imaginario; puede mostrarse apático y aislarse de los demás; y puede tener dificultades para expresar emociones normales en situaciones sociales.
La mayoría de las personas con esquizofrenia no son violentas y no plantean un peligro para los demás. La esquizofrenia no está provocada por experiencias de la niñez o padres negligentes, ni son los síntomas idénticos para cada persona.

 Causas de esquizofrenia

 La causa de la esquizofrenia sigue siendo confusa. Existen teorías genéticas (herencia), biológicas (desequilibrio en la bioquímica del cerebro); y posibles infecciones virales y trastornos inmunes.
Genética (Herencia). Los científicos reconocen que el trastorno tiende a darse en familias y que una persona hereda una tendencia a desarrollar la enfermedad (aunque no por esto va a llegar a desarrollarse necesariamente). En las personas predispuestas, la esquizofrenia puede ser desencadenada por acontecimientos ambientales, como infecciones virales o situaciones altamente estresantes (por ejemplo, ser criado en una familia disfuncional y patológica) o una combinación de ambos.
De manera similar a otras enfermedades relacionadas con la herencia genética, la esquizofrenia aparece cuando el cuerpo experimenta cambios hormonales y físicos, como los que ocurren durante pubertad y adolescencia.
Bioquímica. Las personas con esquizofrenia tienen un desequilibrio químico de ciertas sustancias del cerebro (serotonina y dopamina) que reciben el nombre de neurotransmisores. Estos neurotransmisores permiten que las neuronas (células cerebrales) envíen señales entre ellas. El desequilibrio de estos neurotransmisores afecta la manera en que el cerebro de una persona reacciona ante los estímulos, lo que explica por qué una persona con esquizofrenia puede verse abrumada por información sensorial (música ruidosa o luces brillantes) que la mayoría de las personas puede manejar fácilmente. Este problema para procesar diversos sonidos, olores, etc., puede también dar lugar a alucinaciones o ideas delirantes.

Los primeros signos de esquizofrenia

 Los signos de esquizofrenia son diferentes para cada persona. Los síntomas pueden desarrollarse lentamente a lo largo de meses o años, o pueden aparecer bruscamente. La enfermedad cursa en ciclos de remisión y recaída.

Comportamientos indicativos de los primeros signos de esquizofrenia

•Oír o ver algo que no está ahí.
•Sensación constante de estar siendo observado.
•Modo de hablar o escribir peculiar  o sin sentido.
•Posturas corporales extrañas.
•Sentirse indiferente ante situaciones muy importantes.
•Deterioro académico o de funcionamiento en el trabajo.
•Cambios en la higiene y aspecto personal.
•Retirada creciente de las situaciones sociales.
•Repuestas irracionales, airadas o temerosas a sus seres queridos.
•Problemas para dormir o concentrarse.
•Comportamiento inadecuado o extraño.
•Extrema preocupación con la religión o lo oculto.
 La esquizofrenia afecta al 1% de la población aproximadamente. Los síntomas aparecen generalmente entre los 13 y 25 años, pero a menudo aparecen antes en hombres que en mujeres.

 Síntomas de esquizofrenia

 Los síntomas se clasifican en positivos y negativos

1. Los síntomas positivos son aquellas manifestaciones que el paciente hace o experimenta y que las personas sanas no suelen presentar. Son los siguientes:
Ideas delirantes. Se trata de ideas falsas, como creer que alguien le está espiando o que es un personaje famoso, o que algún desconocido que camina detrás por la calle le está siguiendo.
Alucinaciones. Consisten en ver, sentir, escuchar, oler o saborear algo que realmente no existe. La experiencia más común consiste en escuchar voces imaginarias (alucinaciones auditivas) que dan órdenes o hacen comentarios al individuo.
Trastornos del pensamiento y del lenguaje. Pueden moverse de un tema a otro, de una manera carente de sentido, inventar sus propias palabras o sonidos, dar largos discursos sin llegar a decir apenas nada, etc. También pueden creer que les han robado los pensamientos, o que les han sido impuestos en su cabeza, etc.

2. Los síntomas negativos son aquellas cosas que el paciente deja de hacer y que los individuos sanos pueden realizar cotidianamente.
 •Aislamiento social
•Apatía extrema, con gran desinterés
•Falta de impulso o iniciativa
•Falta de respuesta emocional, empobrecimiento en la expresión de emociones y sentimientos
•Pobreza en el lenguaje

Tipos de esquizofrenia

Esquizofrenia paranoide. Se caracteriza por el predominio de ideas delirantes o alucinaciones. Es la más frecuente.
Esquizofrenia desorganizada o hebefrénica. Se da un afecto absurdo o inapropiado (como reírse al darles una mala noticia), conductas infantiles, comportamientos extraños, forma de hablar incoherente.
Esquizofrenia catatónica. A pesar de tener la conciencia despierta, el enfermo no reacciona a los intentos de entrar en contacto con él. Su rostro permanece inmóvil e inexpresivo, no se percibe ningún movimiento interior e incluso fuertes estímulos de dolor pueden no provocar reacción alguna. En los casos más graves pueden llegar a no hablar, ni comer, ni beber durante periodos lo suficientemente largos como para que peligre su vida. Sin embargo en el interior del enfermo puede haber verdaderas tormentas de sentimientos, que a menudo solo se manifiestan en una aceleración del pulso.
Esquizofrenia indiferenciada. Es un tipo de esquizofrenia en la cual no predomina un síntoma concreto para el diagnóstico, es como la mezcla de los otras anteriores.
Esquizofrenia residual. En estos casos debe haber habido, por lo menos, un episodio de esquizofrenia anteriormente, pero en el momento actual no hay síntomas psicóticos importantes. Es la fase en la que los síntomas negativos son más evidentes.

Tratamiento

El tratamiento de la esquizofrenia se basa fundamentalmente en fármacos llamados antipsicóticos, los cuales controlan los síntomas activos, pero es también necesario que reciba un tratamiento psicosocial (psicológico, ocupacional y social). Es importante que la persona deje de tener alucinaciones y delirios, pero también lo es que recupere sus hábitos de vida, que esté durante todo el día ocupado, que tenga su grupo de amigos, es decir, la integración en la sociedad.

Tratamiento psicosocial
 •Psicoeducación del paciente y la familia. Consiste en proporcionarles información sobre la enfermedad y su manejo.
• Entrenamiento en habilidades sociales.
•Entrenamiento para la adquisición de habilidades necesarias para la vida diaria: cuidado personal, actividades domésticas, realización de trámites, así como favorecer su orientación a la realidad social, cultural, deportiva, o enseñar recursos para buscar empleo, etc.

Tratamiento farmacológico
 El tratamiento farmacológico de la esquizofrenia se efectúa mediante unos fármacos llamados antipsicóticos. La esquizofrenia va acompañada de una alteración del metabolismo cerebral, se trata de un funcionamiento excesivo de la dopamina.
Los antipsicóticos bloquean el efecto excesivo de la dopamina y restablecen el equilibrio en el metabolismo cerebral. Sin embargo los neurolépticos también modifican otros ámbitos metabólicos cerebrales, de ello resultan, además de los efectos deseados, desafortunadamente también efectos secundarios indeseables.

Fuente: http://www.cepvi.com/articulos/esquizofrenia3.shtml

14.2.12

Ingratitud (Poema)

Complicaciones arduas del corazón humano, misterios insondables de la naturaleza, la vida es un problema, la vida es un arcano y por el mundo agitan su vuelo soberano dos aves de rapiña: la muerte y la tristeza.

Olvidos, desengaños, desilusiones crueles, incompasivas almas de emponzoñado seno, por todas partes luchas, por todas partes hieles, y en cuyo fondo guardan acíbar y veneno.

Yo todo lo perdono con voluntad de acero; apuro hasta las heces mi vaso de acritud; más perdonar no puede mi corazón sincero a un monstruo abominable, aterrador y fiero que habita entre los hombres, llamado ingratitud.

Perdono al envidioso y al que con lengua insana reputaciones hiere, virtudes y honras trunca; perdono en sus mil formas a la perfidia humana, perdono al que se vende como una cortesana, perdono al asesino, pero al ingrato nunca!

Porque el ingrato encierra del crimen la simiente y todas las negruras entre su corazón y en sus entrañas lleva veneno de serpiente y ataca por la espalda, pero jamás de frente; recibe un bien y a cambio devuelve una traición.

La ingratitud es sombra, la ingratitud sin duda es el mayor pecado de todos los pecados; es de todas las armas el arma mas aguda, es una vieja escuálida de faz torva y ceñuda que tiene por vivienda los pechos depravados.

Ayer en un recodo del áspero camino que cruzo yo en mi senda con gran resignación halle tendido y débil a un po0bre peregrino; solícito y amante le di a beber mi vino, le di mi franca mano, después mi corazón.

Con ardoroso empeño calme su sed ardiente cubrí sus desnudeces de mísero gitano, ungí todas sus llagas y cariñosamente seque con mi pañuelo su sudorosa frente como si se tratara de mi mejor hermano.

Más tarde los caprichos de la voluble suerte llenaron mi camino de zarzas y dolor; quedé sobre la senda desnudo, mustio, inerte, como si las caricias de un hálito de muerte sobre mi sien posaran su gélido sopor.

También fui peregrino; fatigas y asperezas como voraces cuervos llegaron a mi ser; cubriose mi existencia de incógnitas tristezas y solamente nubes, abrojos y malezas mis enturbiados ojos hallaron por doquier.

Y tuve sed y frío, pero ninguna mano me dio a beber su copa, ninguna mano amiga cubrió mis desnudeces de mísero gitano, ninguna quiso entonces sacarme del pantano y hacer menos pesada la cruz de mi fatiga.

Y aquel a que un día mi mano compasiva cubrió de beneficios, sirviole de sostén, paso por mi sendero con actitud altiva. Cubierto de riquezas y de oropeles iba y al verme hizo una mueca de orgullo y de desdén.

Siguió tranquilo y firme sin recordar acaso que alguna vez estuvo con hambre y sin abrigo, sin recordar que un día fui sol para su ocaso, para sus labios fuente, para su sien regazo y para sus tristezas cordial y franco amigo.

Por eso resignado, humilde y sin encono, apuro hasta las heces mi vaso de acritud, en brazos del destino sereno me abandono, perdono todo, todo, pero jamás perdono al rey de los delitos, al monstruo ingratitud.

Francisco Restrepo Gómez